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La Ermita de Nuestra Señora de la Flor, un enclave que visitar cargado de tradición

Con fácil acceso, a la Ermita de La Flor se puede llegar andando por el Camín Real desde La Pola, como hacen los cientos de romeros que acuden a la celebración anual de la Romería de La Flor.

La capilla, con su arquitectura característica de la época, posee una rica historia que se remonta al año 1474. Situada estratégicamente cerca del camino que llevaba al Concejo de Quirós, esta joya arquitectónica ha sido testigo de muchas romerías y eventos a lo largo de los siglos.

De acuerdo con la tradición local, la capilla era cuidada por un ermitaño cuya responsabilidad incluía una tarea muy importante: tañer la campana en días de niebla y tormenta para guiar a los viajeros en su ruta hacia Quirós. El objetivo era brindar orientación y seguridad a aquellos que se aventuraban por el camino en condiciones climáticas adversas.

La capilla es de nave única. Destaca la ornamentación de la puerta de estética gótica, apreciable en los tipos de molduras y en los botones del guardapolvo y la impostas. Al interior conserva un retablo obra del siglo XVIII.

Esta Ermita es testigo, cada año, el lunes siguiente a Pascua, de la celebración de la Fiesta de La Flor. Cientos de romeros asisten a la procesión de la Virgen acompañada al son de gaita y tambor. Posteriormente, en una gira campestre se degustan platos de la gastronomía popular como el «bollu preñáu», «empaná», «sidra»,…

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